Strong:
H2889(tajór)o טָהÉר
tajór; de
H2891;
puro (en sentido físico, químico, ceremonial o moral):- fino, limpiar, -o, pureza, -ificar, -o.
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Diccionario Chávezטָהוֹר
1) Puro, es decir, sin mezcla (
Éxo 25:11;
Éxo 30:35).
2) Puro ritualmente (
Lev 7:19).
3) Puro, limpio, desde el punto de vista moral (
Hab 1:13;
Sal 12:7/6). — Var. טָהֹר; Const. טְהוֹר, טְהָר־; Fem. טְהוֹרָה; Pl. טְהוֹרִים, טְהוֹרוֹת.
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Diccionario Vine AT
tahôr (טָהויר, H2889), «limpio; puro». El vocablo denota la ausencia de impureza, suciedad, contaminación o imperfección. Tiene que ver concretamente con sustancias genuinas y sin adulterar, asimismo con una condición espiritual y cúltica sin mácula.
El oro es visto como un material libre de impurezas. Por eso, el arca del testimonio, el altar de incienso y el pórtico del templo se recubrieron «de oro puro» (
Éxo 25:11;
Éxo 37:11,
Éxo 37:26;
2Cr 3:4). Algunos de los muebles y utensilios en el templo tales como: el propiciatorio, el candelabro, las fuentes, vasijas, tazones, jarros, despaviladeras, platillos, eran de «oro puro» (
Éxo 37:6,
Éxo 37:16-24). Entre las vestimentas del sumo sacerdote se encontraban «dos cadenillas de oro puro» y un «pectoral … de oro puro» (
Éxo 28:14,
Éxo 28:22,
Éxo 28:36).
Dios demanda que su pueblo tenga pureza espiritual y moral, sin mancha de pecado. Cualquiera que no estuviere limpio de pecado está sujeto al rechazo y castigo divino. Esta contaminación no se pierde con el correr del tiempo ni uno se sobrepone a ella. Puesto que el pecado contamina una generación tras otra, Job pregunta: «¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie» (
Job 14:4). A pesar de las apariencias, no se puede decir «que a todos les sucede lo mismo … al puro y al impuro» (
Ecl 9:2 rva ). Por otro lado, hay esperanza aun para el peor de los pecadores porque cualquiera puede apelar a la misericordia de Dios diciendo: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí» (
Sal 51:10).
En marcado contraste con las acciones y la naturaleza contaminada de los seres humanos, «las palabras de Jehová son palabras puras» (
Sal 12:6 rva ). El Señor «es demasiado limpio como para mirar el mal» (
Hab 1:13 rva ).
El adjetivo «limpio» describe a menudo la pureza que se mantiene al evitar contacto con otros seres humanos, al abstenerse de comer animales y no usar objetos que se han declarado ritualmente impuros. La «purificación», por el contrario, se logra cuando se observan procedimientos rituales que simbolizan la remoción de la contaminación.
Al pueblo del antiguo pacto se le informó que «el que toque el cadáver de cualquier persona quedará impuro durante siete días» (
Núm 19:11). Un sacerdote no podía contaminarse «a causa de algún difunto de su pueblo», excepto si era «un pariente cercano» (
Lev 21:1-2 rva ). Pero esta exención de la regla se le negaba al sumo sacerdote y también a los nazareos «durante todo el tiempo de su consagración a Jehová» (
Núm 6:6á).
Los ritos de purificación enfatizaban el hecho de que a los seres humanos nos concibieron y parieron en pecado. Aunque la concepción y el nacimiento no se tacharon de inmorales (de la misma manera que morir no era inmoral), una mujer que acababa de dar a luz permanecía impura hasta sujetarse a los ritos de purificación prescritos (
Levítico 12). El capítulo 15 de Levítico prescribe la purificación ritual de las mujeres durante su flujo menstrual, también de los hombres con emisiones seminales, así como «para la mujer con quien el varón tuviera ayuntamiento de semen» (
Lev 15:18 rv ).
Para ser ceremonial o cúlticamente «limpio», un israelita tenía que abstenerse de comer ciertos animales y aun de tocarlos (
Levítico 11 ;
Deu 14:3-21). Después que los israelitas se asentaron en la tierra prometida, se hicieron algunas modificaciones en los reglamentos (
Deu 12:15,
Deu 12:22;
Deu 15:22).
Los ritos de purificación a menudo requerían agua. Para purificarse, una persona tenía que lavarse a sí mismo y toda su ropa (
Lev 15:27). Se rociaba agua sobre el individuo, su tienda y todos sus enseres: «Una persona que esté pura tomará hisopo y lo mojará en el agua. Luego rociará la tienda, todos los utensilios, a las personas presentes, y al que tocó un hueso o a uno que ha sido matado o un cadáver o una tumba» (
Núm 19:18 rva ). A veces el que se purificaba tenía también que cambiar sus ropas (
Lev 6:11).
A pesar de la importancia de los ritos, estos no acumulaban méritos que ganaran el favor y el perdón de Dios. Los ritos tampoco cumplirían su función si se realizaban en forma mecánica. A menos que los ritos expresaran el deseo contrito y sincero de la persona de ser purificada de la mácula del pecado, estos eran una abominación a Dios y solo contribuían a agravar la culpabilidad del penitente. Cualquiera que apareciese delante de él durante un rito o ceremonia con «manos … llenas de sangre» (
Isa 1:15) y no clamara por la purificación de su crimen, lo juzgarían tan malvado como la gente de Sodoma y Gomorra. La esperanza de Sion se encuentra en la purificación mediante una ofrenda: «Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, como ofrenda a Jehová, a mi santo monte en Jerusalén, tanto en caballos como en carros … de la misma manera que los hijos de Israel traen su ofrenda en vasijas limpias a la casa de Jehová» (
Isa 66:20 rva ).