Reina Valera 1909 - with Strong number (ESP)

1Y JEHOVÁH3068 dijoH559 á NoéH5146: EntraH935 túH859 y todaH3605 tuH859 casaH1004 enH413 el arcaH8392; porqueH3588 á tiH859 he vistoH7200 justoH6662 delanteH6440 de mí enH413 estaH2088 generaciónH1755. 2DeH4480 todoH3605 animalH929 limpioH2889 te tomarásH3947 deH4480 sieteH7651 en sieteH7651, machoH376 y suH1931 hembraH802; mas deH4480 los animalesH929 queH834 noH3808 son limpiosH2889, dosH8147, machoH376 y suH1931 hembraH802. 3TambiénH1571 de las avesH5775 de los cielosH8064 de sieteH7651 en sieteH7651, machoH2145 y hembraH5347; para guardar en vidaH2421 la castaH2233 sobreH5921 la fazH6440 de toda la tierraH776. 4PorqueH3588 pasados aúnH5750 sieteH7651 díasH3117, yoH595 haré lloverH4305 sobreH5921 la tierraH776 cuarentaH705 díasH3117 y cuarentaH705 nochesH3915; y raeréH4229 todaH3605 sustanciaH3351 queH834 hiceH6213 de sobreH5921 la fazH6440 de la tierraH127. 5E hizoH6213 NoéH5146 conforme á todoH3605 lo queH834 le mandóH6680 JehováH3068. 6Y siendoH1121 NoéH5146 de seiscientosH8337 H3967 añosH8141, el diluvioH3999 de las aguasH4325 fuéH1961 sobreH5921 la tierraH776. 7Y vinoH935 NoéH5146, y sus hijosH1121, y su mujerH802, y las mujeresH802 de sus hijosH1121 conH854 él alH413 arcaH8392, por las aguasH4325 del diluvioH3999. 8DeH4480 los animalesH929 limpiosH2889, y deH4480 los animalesH929 queH834 noH369 eran limpiosH2889, y deH4480 las avesH5775, y deH4480 todoH3605 lo queH834 anda arrastrandoH7430 sobreH5921 la tierraH127, 9De dosH8147 en dosH8147 entraronH935 á NoéH5146 enH413 el arcaH8392: machoH2145 y hembraH5347, comoH834 mandóH6680 DiosH430 á NoéH5146. 10Y sucedióH1961 que al séptimoH7651 díaH3117 las aguasH4325 del diluvioH3999 fueron sobreH5921 la tierraH776. 11El añoH8141 seiscientosH8337 H3967 de la vidaH2416 de NoéH5146, en el mesH2320 segundoH8145, á diecisieteH7651 H6240 díasH3117 del mesH2320, aquelH2088 díaH3117 fueron rotasH1234 todasH3605 las fuentesH4599 del grandeH7227 abismoH8415, y las cataratasH699 de los cielosH8064 fueron abiertasH6605; 12Y huboH1961 lluviaH1653 sobreH5921 la tierraH776 cuarentaH705 díasH3117 y cuarentaH705 nochesH3915. 13En esteH2088 mismoH6106 díaH3117 entró NoéH5146, y SemH8035 y ChâmH2526 y JaphetH3315, hijosH1121 de NoéH5146, la mujerH802 de NoéH5146, y las tresH7969 mujeresH802 de sus hijosH1121 conH854 él enH413 el arcaH8392; 14EllosH1992, y todosH3605 los animalesH2416 silvestres según sus especiesH4327, y todosH3605 los animalesH929 mansos según sus especiesH4327, y todoH3605 reptilH7431 que anda arrastrandoH7430 sobreH5921 la tierraH776 según su especieH4327, y todaH3605 aveH5775 según su especieH4327, todoH3605 pájaroH6833, todaH3605 especieH3671 de volátil. 15Y vinieronH935 á NoéH5146 alH413 arcaH8392, de dosH8147 en dosH8147 de todaH3605 carneH1320 en queH834 había espírituH7307 de vidaH2416. 16Y los que vinieronH935, machoH2145 y hembraH5347 de todaH3605 carneH1320 vinieronH935, comoH834 le había mandadoH6680 DiosH430: y JehováH3068 leH1157 cerróH5462 la puerta . 17Y fuéH1961 el diluvioH3999 cuarentaH705 díasH3117 sobreH5921 la tierraH776; y las aguasH4325 crecieronH7235, y alzaronH5375 el arcaH8392, y se elevóH7311 sobreH5921 la tierraH776. 18Y prevalecieronH1396 las aguasH4325, y crecieronH7235 en granH3966 manera sobreH5921 la tierraH776; y andaba el arcaH8392 sobreH5921 la fazH6440 de las aguasH4325. 19Y las aguasH4325 prevalecieron muchoH3966 en extremo sobreH5921 la tierraH776; y todosH3605 los montesH2022 altosH1364 queH834 había debajoH8478 de todosH3605 los cielosH8064, fueron cubiertosH3680. 20QuinceH2568 codosH520 en alto prevalecieronH1396 las aguasH4325; y fueron cubiertosH3680 los montesH2022. 21Y murióH1478 todaH3605 carneH1320 que se mueveH7430 sobreH5921 la tierraH776, así de avesH5775 como de ganadosH929, y de bestiasH2416, y de todoH3605 reptilH8318 que anda arrastrandoH8317 sobreH5921 la tierraH776, y todoH3605 hombreH120: 22TodoH3605 lo queH834 tenía alientoH5397 de espírituH7307 de vidaH2416 en sus naricesH639, de todoH3605 lo queH834 había en la tierraH2724, murióH4191. 23Así fué destruídaH4229 todaH3605 sustanciaH3351 que vivía sobreH5921 la fazH6440 de la tierraH127, desdeH4480 el hombreH120 hastaH5704 la bestiaH929, y los reptilesH7431, y las avesH5775 del cieloH8064; y fueron raídosH4229 deH4480 la tierraH776; y quedóH7604 solamenteH389 NoéH5146, y lo queH834 con élH854 estaba en el arcaH8392. 24Y prevalecieronH1396 las aguasH4325 sobreH5921 la tierraH776 cientoH3967 y cincuentaH2572 díasH3117.


Comentario de la Biblia de Matthew Henry
Versículos 1-12. Noé, su familia y las criaturas vivas entran al arca y empieza el diluvio. 13-16. Noé se encierra en el arca. 17-20. El desarrollo del diluvio por cuarenta días. 21-24. Toda carne destruida por el diluvio.
Vv. 1-12. El llamado a Noé es muy bondadoso, como el de un padre tierno a sus hijos para que entren a la casa cuando ve que se acerca la noche o una tormenta. Noé no entró al arca hasta que Dios se lo ordenó, aunque sabía que iba a ser su lugar de refugio. Es muy consolador ver que Dios va delante de nosotros en cada paso que damos. Noé pasó mucho trabajo para construir el arca y, ahora, él mismo iba a conservarse vivo en ella. Lo que hacemos en obediencia al mandamiento de Dios, y con fe, ciertamente nos traerá consuelo, tarde o temprano. El llamado a Noé nos recuerda el llamado que da el evangelio a los pobres pecadores. Cristo es un arca y en él solo podemos estar a salvo cuando llegan la muerte y el juicio. La palabra dice “Ven”; los ministros dicen “Ven”; el Espíritu dice “Ven, entra en el Arca”.
Noé fue tenido por justo no por su justicia propia sino como heredero de la justicia que es por la fe, Hebreos xi. 7. Él creyó la revelación de un Salvador, y buscó y esperó la salvación solo a través de Él. Así fue justificado por la fe y recibió ese Espíritu cuyo fruto es en toda bondad; pero si algún hombre no tiene el Espíritu de Cristo, no es de los suyos.
Después de ciento veinte años, Dios dio un espacio de siete días más para el arrepentimiento. Pero estos siete días fueron malgastados, como todo el resto. Será tan sólo siete días. Tenían sólo una semana más, un día de reposo más para mejorar y considerar las cosas que corresponden a su paz. Pero es común que quienes han sido descuidados con sus almas durante los años de su salud, sean igualmente negligentes durante los días, esos pocos días de su enfermedad, en que avizoran la muerte a la distancia, en que ven acercarse a la muerte, estando endurecidos sus corazones por el engaño del pecado. Como Noé preparó el arca por fe en la advertencia dada de que vendría el diluvio, así entró en ella, por fe en la advertencia de que vendría muy prnto. Y el día en que Noé estuvo seguro, dentro del arca, se rompieron las fuentes del gran abismo. La tierra tenía en sí esas aguas que, a la orden de Dios, brotaron y la inundaron; así, nuestros cuerpos tienen en sí mismos esos humores que, cuando a Dios le place, se vuelven semilla y fuente de enfermedades mortales.
Las ventanas del cielo fueron abiertas y las aguas que estaban por arriba del firmamento, esto es, en la atmósfera, fueron derramadas sobre la tierra. La lluvia cae en gotas; pero entonces cayeron lluvias tan grandes como nunca se había sabido antes ni después. Llovió sin parar ni escampar por cuarenta días con sus cuarenta noches, sobre toda la tierra de una sola vez. Así como hubo un ejercicio especial de la omnipotencia de Dios al causar el diluvio, sería vano y presuntuoso tratar de explicar por medio de la sabiduría humana el método que usó.
Vv. 13-16. Las criaturas voraces fueron hechas mansas y manejables; sin embargo, cuando la circunstancia hubo terminado, fueron las mismas que antes, pues el arca no modificó su naturaleza. Los hipócritas de la iglesia que se conforman exteriormente a las leyes de esa arca, siguen sin cambiar, y, en uno u otro momento, mostrarán de qué clase son. Dios siguió cuidando a Noé. Dios cerró la puerta para asegurarlo y mantenerlo a salvo en el arca; también dejó afuera para siempre a todos los demás. En qué forma fue hecho esto, es algo que no ha placido a Dios dar a conocer.
Hay mucho que ver de nuestros deberes y privilegios en el evangelio en la seguridad de Noé en el arca. El apóstol lo hace tipo del bautismo cristiano, 1 Pedro iii, 20, 21. Obsérvese, entonces, que es nuestro gran deber, en obediencia al llamado del evangelio, mediante una fe viva en Cristo, ir por el camino de salvación que Dios ha provisto para los pobres pecadores. Los que entran en el arca deben traer a cuantos puedan con ellos, mediante buenas instrucciones, convenciéndolos y a través de un buen ejemplo. Hay suficiente espacio en Cristo para todos los que acudan. Dios puso a Adán en el paraíso pero no le cerró la puerta; luego, él mismo se expulsó; pero cuando Dios pone a Noé en el arca, y cuando lleva un alma a Cristo, la salvación es segura: no es seguridad nuestra, sino la mano del Mediador. Pero la puerta de la misericordia pronto quedará cerrada para aquellos que ahora la toman a la ligera. Llame ahora, y se le abrirá, Lucas xiii, 25.
Vv. 17-20. El diluvio fue creciendo durante cuarenta días. Las aguas subieron tan alto que las cumbres de los montes más elevados quedaron tapados por más de veinte pies [poco más de 6 metros). En la tierra no hay un lugar tan elevado que ponga a los hombres fuera del alcance de los juicios de Dios. La mano de Dios alcanzará a todos sus enemigos, Salmo xxi, 8. Cuando creció el diluvio, el arca de Noé fue levantada y las aguas, que rompían todo lo demás, sostuvieron el arca. Eso que para los incrédulos es señal de muerte para muerte, para los fieles es señal de vida para vida.

Vv 21-24. Murieron todos los hombres, mujeres y niños que había en el mundo, excepto los que estaban en el arca. Podemos imaginar fácilmente el terror que los embargó. Nuestro Salvador nos dice que hasta el mismo día en que llegó el diluvio, ellos estaban comiendo y bebiendo, Lucas xvii, 26, 27; estaban sordos y ciegos a todas las advertencias divinas. La muerte los sorprendió en esta postura. Ellos se convencieron de su necedad cuando ya era demasiado tarde. Podemos suponer que intentaron todos los medios posibles para salvarse, pero todo fue en vano. Los que no se encuentran en Cristo, el Arca, ciertamente serán destruidos, destruidos para siempre. —¡Hagamos una pausa y consideremos este tremendo juicio! ¿Qué puede prevalecer delante del Señor cuando él está airado? El pecado de los pecadores será su ruina, temprano o tarde, si no se arrepienten. El Dios justo sabe llevar la ruina al mundo de los impíos, 2 Pedro iii, 5. ¡Qué terrible será el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos! Felices los que son parte de la familia de Cristo y que como tales están a salvo con Él; ellos pueden esperar sin desmayo y regocijarse de que triunfarán cuando el fuego queme la tierra y todo lo que en ella hay. Podemos suponer algunas distinciones favorables en nuestro propio caso o carácter, pero, si descuidamos, rechazamos o abusamos de la salvación de Cristo, pese a las imaginadas ventajas, seremos destruidos en la ruina común de un mundo incrédulo.