1Y HABLÓH559 JehováH3068 á MoisésH4872 y á AarónH175 en la tierraH776 de EgiptoH4714, diciendoH559: 2Este mes os será principioH7218 de los mesesH2320; será este para vosotros el primeroH1931 en los mesesH2320 del añoH8141. 3HabladH1696 á todaH3605 la congregaciónH5712 de IsraelH3478, diciendoH559: En el diezH6218 de aqueste mesH2320 tómeseH3947 cadaH376 uno un corderoH7716 por las familiasH1004 de los padresH1, un corderoH7716 por familiaH1004: 4Mas siH518 la familiaH1004 fuereH1961 pequeñaH4591 que no baste á comer el corderoH7716, entonces tomaráH1931 á suH1931 vecinoH7934 inmediatoH7138 áH413 su casaH1004, y según el númeroH3947 de las personasH4373, cadaH400 uno conforme á suH400 comerH5315, echaréisH6310 laH1931 cuentaH3699 sobreH5921 el corderoH7716. 5El cordero será sin defectoH8549, machoH2145 de unH1121 añoH8141: tomaréislo deH4480 las ovejasH3532 ó deH4480 las cabrasH5795: 6Y habéis de guardarlo hastaH5704 el díaH3117 catorceH702 de este mesH2320; y lo inmolaráH7819 todaH3605 la congregaciónH6951 del pueblo de IsraelH3478 entreH996 las dos tardesH6153. 7Y tomaránH3947 deH4480 la sangreH1818, y pondránH5414 enH5921 los dosH8147 postesH4201 y enH5921 el dintelH4947 deH4480 las casasH1004 enH5921 queH834 lo han deH4480 comerH398. 8Y aquella noche comeránH398 la carneH1320 asadaH6748 al fuegoH784, y panes sin levaduraH4682: conH5921 hierbas amargasH4844 lo comeránH398. 9NingunaH408 cosa comeréisH398 deH4480 él crudaH4995, ni cocidaH1310 en aguaH4325, sino asadaH6748 al fuegoH784; su cabezaH7218 conH5921 sus piesH3767 y sus intestinos. 10NingunaH3808 cosa dejaréisH3498 deH4480 él hastaH5704 la mañanaH1242; y lo que habrá quedado hastaH5704 la mañanaH1242, habéis deH4480 quemarlo en el fuegoH784. 11Y asíH3602 habéis de comerloH398: ceñidosH2296 vuestros lomosH4975, vuestros zapatosH5275 en vuestros piesH7272, y vuestro bordónH4731 en vuestra manoH3027; y lo comeréisH398 apresuradamente: es la PascuaH6453 de JehováH3068. 12Pues yo pasaréH5674 aquella noche por la tierraH776 de EgiptoH4714, y heriréH5221 á todoH3605 primogénitoH1060 en la tierraH776 de EgiptoH4714, así en los hombresH120 como en las bestiasH929: y haréH6213 juiciosH8201 en todosH3605 los diosesH430 de EgiptoH4714. YoH589 JEHOVÁH3068. 13Y la sangreH1818 os seráH1961 por señalH226 enH5921 las casasH1004 dondeH834 vosotrosH859 estéis; y veréH7200 la sangreH1818, y pasaréH6452 deH5921 vosotrosH859, y noH3808 habráH1961 enH5921 vosotrosH859 plagaH5063 deH5921 mortandad, cuando heriréH5221 la tierraH776 deH5921 EgiptoH4714. 14Y este díaH3117 os ha de ser en memoriaH2146, y habéis de celebrarloH2287 como solemneH2282 á JehováH3068 durante vuestras generacionesH1755: por estatutoH2708 perpetuoH5769 lo celebraréisH2287. 15SieteH7651 díasH3117 comeréisH398 panes sin levaduraH4682; y asíH389 el primerH7223 díaH3117 haréis que no hayaH7673 levaduraH7603 en vuestras casasH1004: porqueH3588 cualquieraH3605 que comiereH398 leudadoH2557 desde el primerH7223 díaH3117 hasta el séptimoH7637, aquella alma será cortadaH3772 de IsraelH3478. 16El primerH7223 díaH3117 habrá santaH6944 convocaciónH4744, y asimismo en el séptimoH7637 díaH3117 tendréisH1961 una santaH6944 convocaciónH4744: ningunaH3605 obraH4399 se haráH6213 en ellos, exceptoH389 solamente queH834 aderecéis lo queH834 cadaH3605 cualH5315 hubiere de comerH398. 17Y guardaréisH8104 la fiesta de los ázimosH4682, porqueH3588 en aqueste mismo díaH3117 saquéH3318 vuestros ejércitosH6635 de la tierraH776 de EgiptoH4714: por tanto guardaréisH8104 este díaH3117 en vuestras generacionesH1755 por costumbreH2708 perpetuaH5769. 18En el mes primeroH7223, el díaH3117 catorceH702 del mesH2320 por la tardeH6153, comeréisH398 los panes sin levaduraH4682, hastaH5704 el veintiunoH6242 H259 del mesH2320 por la tardeH6153. 19Por sieteH7651 díasH3117 noH3808 se hallaráH4672 levaduraH7603 en vuestras casasH1004, porqueH3588 cualquieraH3605 que comiere leudadoH398, asíH2557 extranjeroH1616 como naturalH249 del paísH776, aquella alma será cortadaH3772 de la congregaciónH5712 de IsraelH3478. 20NingunaH3605 cosa leudadaH2557 comeréisH398; en todasH3605 vuestras habitacionesH4186 comeréisH398 panes sin levaduraH4682. 21Y MoisésH4872 convocóH7121 á todosH3605 los ancianosH2205 de IsraelH3478, y díjolesH559: SacadH4900, y tomaosH3947 corderosH6629 por vuestras familiasH4940, y sacrificadH7819 la pascuaH6453. 22Y tomadH3947 un manojoH92 de hisopo, y mojadle en la sangreH1818 queH834 estará en una jofaina, y untadH5060 el dintelH4947 y los dosH8147 postesH4201 conH4480 la sangreH1818 queH834 estará en la jofaina; y ningunoH376 de vosotrosH859 salgaH3318 deH4480 las puertasH6607 deH4480 su casaH1004 hastaH5704 la mañanaH1242. 23Porque JehováH3068 pasará hiriendoH5674 á los EgipciosH4714; y como veráH7200 la sangreH1818 enH5921 el dintelH4947 y enH5921 los dosH8147 postesH4201, pasaráH6452 JehováH3068 aquellaH5921 puertaH6607, y noH3808 dejaráH5414 entrarH935 al heridorH7843 enH413 vuestras casasH1004 para herirH5062. 24Y guardaréisH8104 estoH1697 por estatutoH2706 para vosotros y para vuestros hijosH1121 paraH5704 siempreH5769. 25Y será, cuandoH3588 habréis entradoH935 enH413 la tierraH776 queH834 JehováH3068 os daráH5414, como tiene hablado, queH834 guardaréisH8104 este ritoH5656. 26Y cuandoH3588 osH413 dijerenH559 vuestros hijosH1121: ¿QuéH4100 rito es este vuestro? 27Vosotros responderéisH559: Es la víctimaH2077 de la PascuaH6453 de JehováH3068, el cualH834 pasóH6452 las casasH1004 de los hijosH1121 de IsraelH3478 en EgiptoH4714, cuando hirióH5062 á los EgipciosH4714, y libróH5337 nuestrasH587 casasH1004. Entonces el puebloH5971 se inclinóH6915 y adoróH7812. 28Y los hijosH1121 de IsraelH3478 se fueronH3212, é hicieronH6213 puntualmente así; como JehováH3068 había mandadoH6680 á MoisésH4872 y á AarónH175. 29Y acontecióH1961 que á la medianocheH2676 H3915 JehováH3068 hirióH5221 á todoH3605 primogénitoH1060 en la tierraH776 de EgiptoH4714, desde el primogénitoH1060 de FaraónH6547 que se sentabaH3427 sobreH5921 su tronoH3678, hastaH5704 el primogénitoH1060 del cautivoH7628 queH834 estaba en la cárcelH1004 H953, y todoH3605 primogénitoH1060 de los animalesH929. 30Y levantóseH6965 aquella nocheH3915 FaraónH6547, élH1931 y todosH3605 susH1931 siervosH5650, y todosH3605 los EgipciosH4714; y había un granH1419 clamorH6818 en EgiptoH4714, porqueH3588 noH369 había casaH1004 dondeH834 noH369 hubiese muertoH4191. 31E hizo llamarH7121 á MoisésH4872 y á AarónH175 de nocheH3915, y díjolesH559: SalidH3318 de en medioH8432 de mi puebloH5971 vosotrosH859, y los hijosH1121 de IsraelH3478; é idH3212, servidH5647 á JehováH3068, comoH859 habéis dichoH1696. 32TomadH3947 tambiénH1571 vuestras ovejasH6629 y vuestras vacasH1241, como habéis dichoH1696, é idosH3212; y bendecidmeH1288 tambiénH1571 á mí. 33Y los EgipciosH4714 apremiabanH2388 alH5921 puebloH5971, dándose priesaH4116 á echarlosH7971 deH4480 la tierraH776; porqueH3588 decíanH559: TodosH3605 somos muertosH4191. 34Y llevóH5375 el puebloH5971 su masaH1217 antesH2962 que se leudaseH2556, sus masasH4863 envueltasH6887 en sus sábanasH8071 sobreH5921 sus hombrosH7926. 35E hicieronH6213 los hijosH1121 de IsraelH3478 conforme al mandamientoH1697 de MoisésH4872, demandandoH7592 á los EgipciosH4714 vasosH3627 de plataH3701, y vasos de oroH2091, y vestidosH8071. 36Y JehováH3068 dióH5414 graciaH2580 al puebloH5971 delanteH5869 de los EgipciosH4714, y prestáronlesH7592; y ellos despojaronH5337 á los EgipciosH4714. 37Y partieronH5265 los hijosH1121 de IsraelH3478 de RamesesH7486 á SuccothH5523, como seiscientosH8337 H3967 milH505 hombresH1397 de á pieH7273, sin contar los niñosH2945. 38Y tambiénH1571 subióH5927 conH854 ellos grandeH6154 multitudH7227 de diversa suerte de gentesH6629; y ovejasH1241, y ganadosH4735 muy muchosH3966 H3515. 39Y cocieronH644 tortasH5692 sin levadura de la masa queH1217 habíanH834 sacadoH3318 de EgiptoH4714; porqueH3588 noH3808 había leudadoH2556, por cuantoH3588 echándolos los EgipciosH4714, noH3808 habíanH834 podidoH1571 detenerseH6720, niH3808 aun prepararseH6213 comidaH6720. 40El tiempoH4186 queH834 los hijosH1121 de IsraelH3478 habitaronH3427 en EgiptoH4714, fué cuatrocientosH702 H3967 treintaH7970 añosH8141. 41Y pasados cuatrocientosH702 H3967 treintaH7970 añosH8141, en el mismoH6106 díaH3117 salieronH3318 todosH3605 los ejércitosH6635 de JehováH3068 de la tierraH776 de EgiptoH4714. 42Es nocheH3915 de guardarH8107 á JehováH3068, por haberlos sacadoH3318 en ella de la tierraH776 de EgiptoH4714. EstaH1931 nocheH3915 deben guardarH8107 á JehováH3068 todosH3605 los hijosH1121 de IsraelH3478 en sus generacionesH1755. 43Y JehováH3068 dijoH559 á MoisésH4872 y á AarónH175: EstaH2063 es la ordenanzaH2708 de la PascuaH6453: NingúnH3605 extrañoH1121 comeráH398 de ella: 44Mas todoH3605 siervoH5650 humanoH376 compradoH4736 por dineroH3701, comeráH398 de ella despuésH227 que lo hubieres circuncidadoH4135. 45El extranjeroH8453 y el asalariado noH3808 comeránH398 de ella. 46En unaH259 casaH1004 se comeráH398, y noH3808 llevarásH3318 deH4480 aquella carneH1320 fueraH2351 deH4480 casaH1004, niH3808 quebraréis huesoH7665 suyoH6106. 47TodaH3605 la congregaciónH5712 de IsraelH3478 le sacrificaráH6213. 48Mas siH3588 algún extranjeroH1616 peregrinare contigoH854, y quisiere hacer la pascuaH6453 á JehováH3068, séale circuncidado todoH3605 varónH2145, y entoncesH227 se llegará á hacerla, y seráH1961 como el natural de la tierra; pero ningúnH3605 incircuncisoH6189 comeráH398 de ella. 49La mismaH259 leyH8451 seráH1961 para el naturalH249 y para el extranjeroH1616 que peregrinare entre vosotrosH8432. 50Así lo hicieronH6213 todosH3605 los hijosH1121 de IsraelH3478; como mandóH6680 JehováH3068 á MoisésH4872 y á AarónH175, asíH3651 lo hicieronH6213. 51Y en aquel mismoH6106 díaH3117 sacóH3318 JehováH3068 á los hijosH1121 de IsraelH3478 de la tierraH776 de EgiptoH4714 porH5921 sus escuadronesH6635.
Comentario de la Biblia de Matthew HenryVersículos 1-20.
Cambio del comienzo del año-Institución de la pascua. 21-28.
Instrucciones al pueblo para la observancia de la pascua. 29-36.
Muerte de los primogénitos egipcios-Se pide a los Israelitas que salgan de la tierra de Egipto. 37-42.
La primera jornada de los Israelitas hasta Sucot. 43-51.
Orden de respetar la pascua. Vv. 1-20. El Señor hace nuevas todas las cosas para aquellos que libera de la esclavitud de Satanás y los toma para sí mismo a fin de que sean su pueblo. El momento en que Él hace esto, para ellos es el comienzo de una vida nueva.
Dios señaló que, la noche en que iban a salir de Egipto, cada familia matara un cordero o que dos o tres familias, si eran pequeñas, debían matar un cordero en conjunto. Este cordero tenía que comerse en la manera aquí indicada y la sangre debía rociarse en el dintel y en los postes para señalar las casas de los Israelitas, y distinguirlas de las de los egipcios. El ángel del Señor, cuando destruyera a los primogénitos egipcios,
pasaría por alto ) las casas marcadas con la sangre del cordero: de aquí el nombre de esta fiesta u ordenanza sagrada.
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La Pascua debería celebrarse cada año, tanto como recordatorio de la preservación de Israel y su liberación de Egipto, y como un notable tipo de Cristo. La seguridad y liberación de los israelitas no fue una recompensa de su justicia propia sino una dádiva misericordiosa. A ellos les recordaba esto y, por medio de esta ordenanza, se les enseñó que todas las bendiciones les llegaron por medio del derramamiento y el rociamiento de sangre.
Obsérvese: -1.
El cordero pascual era un tipo . Cristo es nuestra Pascua, 1 Corintios v, 7. Cristo es el Cordero de Dios, Juan i, 29; a menudo, se le llama Cordero en Apocalipsis. Tenía que ser de calidad óptima; Cristo se ofreció en lo mejor de su edad, no cuando era el bebé de Belén. Tenía que carecer de todo defecto; el Señor Jesús fue un Cordero sin mancha: El juez que condenó a Cristo lo declaró inocente. Tenía que ser puesto aparte cuatro días antes, denotando esto la designación del Señor Jesús para ser Salvador, tanto en el propósito como en la promesa. Tenía que ser muerto y quemado con fuego, denotando esto los penosos sufrimientos del Señor Jesús, hasta la muerte y la muerte de cruz. La ira de Dios es como fuego y Cristo fue hecho maldición por nosotros. Ningún hueso suyo debía quebrarse, cosa que se cumplió en Cristo, Juan xix, 33, indicando esto la fortaleza no quebrantada del Señor Jesús.
2.
El rociamiento de la sangre era un tipo. La sangre del cordero debía rociarse, indicando la aplicación de los méritos de la muerte de Cristo a nuestras almas; tenemos que recibir la expiación, Romanos v. 11. La fe es el hisopo con que se nos aplican las promesas y los beneficios de la sangre de Cristo. Tenía que rociarse en el dintel y los postes de la puerta, señalando la profesión directa de fe en Cristo que tenemos que hacer. No tenía que rociarse sobre el umbral, lo cual nos advierte para tener el cuidado de no pisotear la sangre del pacto. Es sangre preciosa y debe ser preciosa para nosotros. La sangre, así rociada, fue un medio para preservar a los israelitas del ángel destructor, que no tenía nada que hacer donde estuviera la sangre. La sangre de Cristo es la protección del creyente de la ira de Dios, de la maldición de la ley, y de la condenación del infierno, Romanos viii, 1. 3.
El comer solemnemente el cordero era un tipo de nuestro deber hacia Cristo en el evangelio. El cordero pascual no era sólo para contemplarlo, sino para comerlo. Así, por fe tenemos que apropiarnos de Cristo; y recibir fuerza y alimento espiritual de Él, como de nuestra comida; véase Juan vi, 53, 55. Era para ser comido
todo ; los que por fe se alimentan de Cristo, deben hacerlo de un Cristo total: debe tomar a Cristo y su yugo, a Cristo y su cruz, y asimismo a Cristo y su corona. Tenía que ser comido de una sola vez, de inmediato, sin dejar nada para la mañana. Hoy se ofrece a Cristo y debe ser recibido en tanto se dice hoy, antes que durmamos el sueño de la muerte. Tenía que ser comido con hierbas amargas, recordando la amargura de la esclavitud en Egipto; nosotros debemos alimentarnos de Cristo con dolor y con el corazón quebrantado, recordando el pecado. Cristo será dulce para nosotros si el pecado es amargo. Tenía que comerse de pie con el bordón en la mano, listos para partir. Cuando nos alimentamos de Cristo por fe, debemos abandonar el reinado y el dominio del pecado; liberarnos del mundo y de todo lo que en él hay; abandonarlo todo por Cristo y no considerarlo como mal negocio, Hebreos xiii, 13, 14.
La fiesta de los panes sin levadura era un tipo de la vida cristiana , 1 Corintios v, 7, 8. Habiendo recibido a Cristo Jesús el Señor debemos gozarnos continuamente en Cristo Jesús. Ninguna clase de obra debe hacerse, esto es, no admitir ni albergar afanes, que no concuerden con este santo gozo, o que lo rebajen. Los judíos eran muy estrictos en cuanto a que en la Pascua nada de levadura debía hallarse en sus casas. Debe ser una fiesta que se observa con caridad, sin la levadura de la malicia; y con sinceridad, sin la levadura de la hipocresía. Era una ordenanza perpetua: en la medida que vivamos debemos seguir alimentándonos de Cristo, regocijándonos en Él siempre, y mencionando con gratitud las grandes cosas que Él ha hecho por nosotros.
Vv. 21-28. Esa noche, cuando los primogénitos iban a ser destruidos, ningún israelita debía salir por las puertas hasta que fueran llamados a marcharse de Egipto. Su seguridad se debía a la sangre rociada. Si dejaban esa protección, lo hacían a su propio riesgo. Ellos debían permanecer adentro esperando la salvación de Jehová; es bueno hacerlo. En el tiempo venidero tenían que enseñar cuidadosamente a sus hijos el significado de este servicio. Es bueno que los niños pregunten acerca de las cosas de Dios; los que buscan el camino lo hallarán. Observar anualmente esta solemnidad era: -1.
Mirar atrás para recordar cuántas cosas grandes Dios había hecho por ellos y por sus padres. Las misericordias antiguas para con nosotros o para con nuestros padres no se deben olvidar para que Dios sea alabado y nuestra fe en Él sea fortalecida.
2. Tenía el propósito de
mirar adelante como prenda del gran sacrificio del Cordero de Dios en el cumplimiento del tiempo. Cristo, nuestra Pascua, fue sacrificado por nosotros; su muerte fue nuestra vida.
Vv. 29-36. Las tinieblas mantuvieron a los egipcios en ansiedad y horror durante tres días y con sus noches; ahora, su reposo lo interrumpe una calamidad mucho más terrible. La plaga atacó a sus primogénitos, el gozo y esperanza de sus familias. Ellos habían dado muerte a los hijos de los hebreos, ahora Dios mataba a los suyos. Abarcó desde el trono al calabozo: príncipe y campesino quedan al mismo nivel ante los juicios de Dios. El ángel destructor, como mensajero del dolor, entró a cada vivienda que no tenía la señal de la sangre. Realizó su diligencia espantosa sin dejar casa en que no hubiera un muerto. Imaginaos, entonces, el clamor que corrió por la tierra de Egipto, el largo y estridente aullido de agonía que estalló en cada vivienda. Así será en la hora espantosa en que el Hijo del hombre visite a los pecadores con el juicio final. Los hijos de Dios, sus primogénitos, se salvaron. Mejor es que los hombres se sometan primero a las condiciones de Dios, porque Él nunca seguirá las de ellos.
Ahora el orgullo de Faraón es abatido y se rinde. La palabra de Dios es la que permanece; nada sacamos con disputar o con la tardanza en someternos. El terror de los egipcios consiguió el favor y la rápida partida de Israel. Así, pues, el Señor cuidó que les fueran pagados los salarios duramente ganados y la gente les proveyó para el viaje.
Vv. 37-42. Los hijos de Israel se pusieron en marcha sin tardanza. Una multitud de toda clase de gente fue con ellos. Quizá algunos estuvieran dispuestos a dejar su patria, desolada por las plagas; otros, por curiosidad; quizá unos pocos por amor a ellos y su religión. Pero entre los israelitas siempre hubo quienes no eran israelitas. De la misma manera aún hay hipócritas en la iglesia.
Este gran acontecimiento sucedió a los 430 años de hacerse la promesa a Abraham: véase Gálatas iii, 17. Tanto tiempo había estado sin cumplirse la promesa de establecerlos en su tierra; pero, aunque las promesas de Dios no tengan rápido cumplimiento, se cumplirán en el momento más oportuno.
Esta es esa noche del Señor, la noche notable, digna de celebrarse en todas las generaciones. Las grandes cosas que Dios hace por su pueblo no son una maravilla sólo para unos cuantos días, sino para ser recordadas en todas las épocas, especialmente la obra de nuestra redención por Cristo. La primera noche de la Pascua fue una noche del Señor, digna de ser observada; pero la noche última de la Pascua, en que Cristo fue traicionado y en que se puso término a la primera Pascua, con las demás ceremonias judías, fue una noche del Señor, que debe ser celebrada mucho más. En dicha ocasión, fue quebrantado y quitado de nuestro cuello un yugo, más pesado que el de Egipto, y se nos puso por delante una tierra mejor que la de Canaán. Fue una redención digna de celebrarse en el cielo por toda la eternidad.
Vv. 43-51. En los tiempos venideros toda la congregación de Israel debía guardar la Pascua. Todos los que participan de las misericordias de Dios deben unirse en alabanzas de gratitud por ellas. La Pascua del Nuevo Testamento, la cena del Señor, no debe ser descuidada por nadie.
Los extranjeros, si eran circuncidados, podían comer la Pascua. He aquí una indicación temprana de favor hacia los gentiles. Esto enseñó a los judíos que lo que les daba derecho a sus privilegios era el ser una nación favorecida por Dios, no su descendencia de Abraham.
Cristo, nuestra Pascua, fue sacrificada por nosotros, 1 Corintios v, 7. su sangre es el único rescate por nuestras almas; sin el derramamiento de sangre no hay remisión; sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Por fe en Él, ¿hemos refugiado nuestras almas de la merecida venganza, poniéndolas bajo la protección de su sangre expiatoria? ¿Nos mantenemos cerca de Él, descansando constantemente en Él? ¿Profesamos nuestra fe en el Redentor y nuestras obligaciones para con Él, de modo que todos los que pasan por nuestro lado sepan a quien pertenecemos? ¿Estamos preparados para su servicio, dispuestos a andar en sus caminos y a separarnos de sus enemigos? Estas son preguntas de enorme importancia para el alma; que el Señor dirija nuestras conciencias para contestarlas con honestidad.